La adicción es la dependencia que una persona tiene de una sustancia o de una conducta que es nociva para su salud física o mental. Supone, en definitiva, una pérdida de control sobre su vida e incide en todos los ámbitos de ella, incluido el laboral.
Junto con el tabaquismo y el alcoholismo, adicciones bien conocidas, en esta sección se van a tratar también algunas de las que han surgido más recientemente, y que están estrechamente relacionadas con los cambios sociales: la adicción al teléfono móvil, la orteroxia (adicción al consumo de alimentos considerados “saludables”), y la vigorexia (adicción al ejercicio).
El objetivo no es en ningún caso juzgar a quien las padece, sino ayudarle a detectarlas o prevenirlas y darle pautas para solucionar el problema o, al menos, para tratarlo de forma responsable, de modo que se eviten situaciones de riesgo y afecte a los demás lo menos posible.
Aquí encontrarás, entre otras muchas herramientas: test que te ayudarán a medir tu grado de dependencia del tabaco y del alcohol, direcciones a las que acudir, así como consejos e información práctica sobre las adicciones más extendidas.
PIDE AYUDA PARA DEJAR DE FUMAR
Dejar de fumar no es una tarea fácil, ya que se trata de una adicción. Por eso, una de las primeras preguntas que se hacen los fumadores que se están planteando dejar de fumar o que ya lo han decidido es cómo hacerlo o dónde pedir ayuda.
El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad pone a disposición de los ciudadanos los siguientes recursos informativos para ayudarles en el proceso de abandono del tabaco:
https://www.msssi.gob.es/ciudadanos/proteccionSalud/tabaco/ayuda.htm
- Guía se puede dejar de fumar. Claves para Conseguirlo»
- Programa para dejar de fumar
- Ayuda en su Comunidad Autónoma
- Ayuda en la Unión Europea: Campaña «Los Ex fumadores no abandonan»
- Aplicación «S’Acabó»
Asimismo, la Asociación Española de Lucha contra el Cáncer ofrece un programa de ayuda específica y personalizada, y proporciona al fumador las siguientes estrategias:
- Información acerca del tabaco, los riesgos para la salud y los beneficios de dejar de fumar.
- Control de síntomas del síndrome de abstinencia.
- Técnicas de autocontrol y control de estrés.
- Habilidades dirigidas a la prevención de recaídas.
Los fumadores interesados en el desarrollo del programa pueden consultar la web https://www.aecc.es/TeAyudamos/informaryconcienciar/Programas/Paginas/Dejardefumar.aspx o ponerse en contacto con la Sede de la AECC de su provincia.
Otros enlaces de interés:
- Quiero dejar de fumar
- Guía para dejar de fumar
- Respirapp, rompe con el tabaco (aplicación para móviles)
- Sal conmigo del tabaco (programa on-line para dejar de fumar)
ENGANCHADOS AL MÓVIL. CÓMO SUPERARLO
Es incuestionable que el teléfono móvil se ha convertido en un aparato indispensable en nuestra vida cotidiana. Nos sirve para navegar por Internet, buscar direcciones, consultar dudas, grabar audios, jugar, escuchar música o ver cine y televisión, entre otras muchas cosas.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que una de cada cuatro personas sufre algún problema relacionado con el abuso de las nuevas tecnologías. En esta misma línea, un estudio realizado en España detectó que el 77% de la población de 18 a 24 años, y un 68% de 25 a 34 años sufre nomofobia, un estado de ansiedad, incluso pánico, que se produce por estar sin móvil o no tener cobertura.
También, IDC Research advierte de que 4 de cada 5 usuarios consultan su móvil dentro de los 15 minutos siguientes después de haberse despertado.
Este uso descontrolado puede resultar dañino para nuestra salud. Por eso, la utilización del móvil debe restringirse en muchas ocasiones, por ejemplo, cuando se camina por la calle, cuando se está acompañado de gente, cuando se está comiendo, en el cine, o a la hora de descansar.
Existen aplicaciones gratuitas que nos ayudan a saber si somos adictos a la telefonía móvil, controlando el número de veces que se desbloquea cada día nuestro aparato o monitorizando el tiempo que pasamos utilizándolo. También las hay que nos permiten crear una serie de recordatorios para reorientar y mejorar nuestros hábitos digitales.
Una vez sepamos el tiempo destinado al uso del móvil, se pueden buscar algunas soluciones:
· Reflexionar sobre las posibles razones del uso de una determinada aplicación.
· Desactivar todas las notificaciones para evitar las interrupciones continuas de las redes sociales, que nos hacen perder la concentración y la atención constantemente.
· Marcarse objetivos reales de cambio de hábitos de consulta y envío de correos.
· No llevar siempre el teléfono conectado. Buscar ratos de desconexión total, cuando se practique deporte, en las comidas, durante los paseos, durante los fines de semana. Es imprescindible que se deje la mente relajada y disfrutar del silencio.
LA ORTOREXA
Aunque la ortorexia no puede considerarse en sentido estricto una adicción sino un trastorno de la conducta alimentaria, se ha incluido en la sección Vivir sin adicciones porque consiste en una preocupación extrema por la calidad de la comida, que limita la vida de las personas que la padecen y modifica sus conductas y comportamientos.
Los ortoréxicos viven pendientes de los alimentos pretendidamente saludables, biológicamente puros y exentos de contaminantes, y su patología puede relacionarse con las preocupaciones obsesivas por la salud, con los temores hipocondríacos y, en cierto modo, con actitudes culturales ligadas a la dieta y a los alimentos.
Esto provoca que la persona viva exclusivamente pendiente del acto de comer, no le importa perder amistades, el deterioro de su vida social, e incluso de sus relaciones familiares.
La ortorexia se diagnostica evaluando los siguientes criterios:
– Preocupación excesiva por la calidad de los alimentos que se van a consumir. Por ejemplo, la exclusión de la carne, grasas y alimentos tratados con herbicidas o pesticidas.
– Dedicación de más de 3 horas al día a pensar en lo que se va a comer.
– Disminución de la calidad de vida como consecuencia de la obsesión por los alimentos sanos.
– Más preocupación por la calidad de los alimentos que por el placer de comerlos.
– Control estricto de la dieta que no se salta nunca, ni siquiera en ocasiones especiales, y sentimiento de culpabilidad en caso de hacerlo.
– Paulatino aislamiento social.
– Aparición de otros síntomas como ansiedad, depresión o hipocondría.
– En muchas ocasiones puede sufrir desnutrición o falta de vitaminas o de hierro, que pueden provocar anemia y pérdida de peso.
Esta enfermedad debe tratarse cuanto antes, preferentemente por un equipo multidisciplinar formado por psiquiatras y psicólogos, médicos de medicina general, nutricionistas y endocrinólogos.
Para prevenirla, es importante educar desde la infancia: fomentar la autoestima y promover hábitos alimentarios y estilos de vida saludables. También es recomendable facilitar herramientas para desarrollar un sentido crítico hacia los estereotipos de belleza y hacia las modas pasajeras, a menudo divulgadas en internet.
LA VIGOREXIA
La vigorexia es un trastorno mental no estrictamente alimentario, que se caracteriza por la preocupación excesiva por alcanzar la perfección corporal a través de ejercicios de musculación y dietas peligrosas. Afecta a aproximadamente 700.000 españoles, predominantemente varones.
Se ha incluido en la sección Vivir sin adicciones porque, aunque científicamente todavía no está considerada como tal, en la práctica supone una dependencia de la actividad física. Las personas que sufren vigorexia tienen sobredimensionado el culto al cuerpo, de tal forma que pasan su vida en el gimnasio, obsesionados por mantener una musculatura excesiva que siempre consideran insuficiente.
Esta insatisfacción corporal puede extrapolarse a la alimentación. Así, suprimen las grasas de su dieta habitual y aumentan excesivamente el aporte de proteínas. Además, pueden llegar a consumir suplementos, anabolizantes u otras substancias peligrosas con consecuencias negativas para su propia salud. Nunca se sienten satisfechos, por lo que es frecuente que sufran depresión, ansiedad y psicosis.
La práctica deportiva es básica para mantener la salud y, por eso, está presente en todos los programas preventivos de enfermedades, como por ejemplo enfermedades cardiovasculares, mentales, obesidad, etc. Pero no se debe llevar en ningún caso hasta extremos que la conviertan en un desorden emocional o una obsesión.
Si se padece esta dolencia, el tratamiento ha de ser prescrito por un equipo multidisciplinar formado por psicólogos, psiquiatras, médicos, nutricionistas y endocrinólogos.
La prevención también es fundamental para disminuir la prevalencia de la vigorexia. Es importante luchar contra ella desde la infancia mediante la educación: fomentar la autoestima y la autoaceptación del cuerpo, promover hábitos alimentarios y estilos de vida saludables y favorecer una imagen corporal positiva.
Asimismo, es importante facilitar a los más jóvenes herramientas para desarrollar un sentido crítico hacia los estereotipos de belleza y hacia las modas pasajeras que pueden encontrar en los medios de comunicación o Internet, y fomentar la práctica de un ejercicio físico saludable, que tenga como objetivo pasarlo bien de una forma relajada.