Buenos propósitos

Desde que los jueves son los nuevos viernes y las vacaciones están más repartidas, cada vez nos cuesta más ubicar y delimitar el tiempo de descanso y vacaciones con respecto al periodo laboral. Es un problema, ya que dificulta la tarea de conectar y desconectar con nuestra mente, nuestros hábitos, nuestros horarios y nuestras prioridades en cada periodo.
A menudo esto va directamente enlazado a cuándo y cuánto me cuido y cuándo y cuánto me descuido, tanto a nivel dietético como deportivo.
Delimitar estos periodos supone a veces un plus de motivación que puede marcar el inicio de nuevos propósitos para cuidar nuestra salud. Pero en ocasiones esos propósitos se diluyen con el tiempo.
Pero ¿y si el error está en interpretar que hay un periodo para cuidarse y otro para descuidarse? ¿Y si fuésemos capaces de desconectar en nuestras merecidas vacaciones sin hipotecar nuestro estado de salud? ¿Y si enfocamos nuestro esfuerzo en nuevos propósitos relacionados con asuntos diferentes a la salud ya que ésta se encuentra en perfectas condiciones?
Estas reflexiones pueden ayudarnos a valorar que nuestro estado de salud debe ser una constante y los propósitos deben ir encaminados a generar mejoras. Es interesante abordar dos temas que nos van a ayudar a mantener un estado de salud adecuado en cualquier época del año y a marcarnos propósitos reales y sostenibles.
El enfoque respecto a nuestra alimentación y la actividad física durante los periodos de descanso debe ser flexible, sin abandonar unos mínimos de cuidado de la salud. Con respecto a la alimentación implica que, sobre unas pautas generales en las que mantengo un consumo variado de alimentos de alta calidad como frutas, verduras, carne, pescado, huevos, frutos secos…, me permito incluir ingestas en un contexto más lúdico sin valorar la calidad ni la cantidad.
Un ejemplo puede ser un día de playa en el que preparo comida para llevar y tengo pensado cenar fuera con amigos. En este caso aquellas comidas que están bajo mi control voy a intentar hacerlas de una calidad razonable, despreocupándome en la cena, que será una comida social. Esto dista de hacer todas y cada una de las comidas durante mis vacaciones sin ningún tipo de control.
En cuanto a la actividad física el planteamiento sería similar: huir de la actividad rígida y programada -y más aun de la actividad compensatoria para limpiar nuestra conciencia después de los abusos dietéticos- y buscar tareas que incluyan nuevos alicientes, lugares o disciplinas. De esta manera mantenemos nuestro cuerpo activo sin estrés y abrimos la puerta a nuevas experiencias y motivaciones.
Una vez que volvemos del periodo de descanso hay que recuperar la rutina y quizá marcar nuevos objetivos o buenos propósitos. Si durante nuestras vacaciones hemos mantenido unos mínimos de salud será una tarea sencilla, puesto que solo habrá que recuperar horarios y responsabilidades. Si por el contrario no nos hemos cuidado demasiado y necesitamos un plan para recuperar unos mínimos de salud debemos seguir las siguientes pautas básicas:
– Márcate objetivos realistas a medio-corto plazo, como por ejemplo recuperar el peso de antes de las vacaciones.
– Crea un plan de acción con tareas diarias que puedas aplicar desde ya: tomar 2 piezas de fruta a media mañana y media tarde, beber agua en todas las comidas, incluir vegetales en comida y cena, reducir la frecuencia de comida basura a 1-2 tomas en semana…
– Ten paciencia y perseverancia, si haces las cosas poco a poco y de forma progresiva los resultados quizá tarden más, pero serán más duraderos. No te impongas medidas drásticas para conseguir resultados inmediatos.
– Pide ayuda, si no sabes por dónde empezar. Ponte en manos de un profesional para que te marque el rumbo a seguir y las pautas que te ayuden.

Si tenemos en mente ambos puntos de vista y valoramos nuestra salud como una constante, es probable que el próximo año los nuevos propósitos no tengan nada que ver ni con tu peso ni con tu talla de pantalón, sino con cosas que te apetezcan y te motiven a nivel personal.
Recuerda que nuestro cuerpo nos pertenece todos los días de nuestra vida y no entiende de días de vacaciones ni días de trabajo. Es nuestra responsabilidad cuidarlo en todo momento.