CENTRAL NUCLEAR ASCÓ
CENTRAL NUCLEAR ASCÓ
A orillas del río Ebro, en el municipio tarraconense que da nombre al emplazamiento, se halla la central nuclear Ascó. Desde ahí se producen cada día dos mil sesenta MWh que alimentan nuestros hogares y nuestras empresas, representando un treinta y tres por ciento de la energía consumida en Cataluña o un seis por ciento de la consumida en el total de España. La central es explotada por ANAV (Asociación Nuclear Ascó-Vandellós II, AIE), sociedad participada por Endesa de forma mayoritaria y por Iberdrola de forma minoritaria, y cuenta con dos unidades de producción, dos reactores tipo PWR (refrigeración por agua presurizada) operativos desde mediados de la década de los ochenta, por lo que acaban de cumplir los treinta años de operación.
Trabajan de forma habitual en el emplazamiento unas mil doscientas personas, llegando a puntas de dos mil cuatrocientas en periodos de parada por recarga de combustible.
LA SEGURIDAD Y SALUD EN LA CENTRAL NUCLEAR ASCÓ
Trabajar en una central nuclear es trabajar en una instalación industrial que tiene unas características que la hacen distinta al resto. La cantidad de energía acumulada en el núcleo (una sola pastilla de las nueve millones que aproximadamente hay alojadas en cada núcleo, tiene la capacidad calorífica de ochocientos kilos de carbón o de más de quinientos litros de petróleo), el calor residual que permanece en el núcleo una vez parado, y la generación y gestión de residuos radiactivas, obliga a que la seguridad sea la más absoluta de las prioridades en la operativa y en la gestión diaria de la planta.
Por ello, y como no puede ser de otra manera, la seguridad, en el sentido más amplio de la palabra, es el eje sobre el que se gobierna y se gestiona la central. Así aparece de forma recurrente en la Misión, Visión y Valores de ANAV. Y cabe resaltar que por seguridad se entiende un concepto global que incluye todos los aspectos que la forman: la seguridad operacional, la seguridad física, lógica y patrimonial, la seguridad de las personas, la seguridad radiológica y la ambiental.
Así pues, todos los esfuerzos en ANAV, y por tanto en CN Ascó, están puestos en la operación segura de los reactores y en la mejora continua de la cultura de seguridad de la organización con el objetivo puesto en la excelencia operacional. En este contexto, el compromiso de la alta dirección está altamente alineado con la seguridad, la salud y el bienestar de las personas que trabajan en nuestros emplazamientos.
Para ANAV existe una única seguridad, que incluye tanto a personal propio como al personal de las empresas colaboradoras que trabajan en nuestros emplazamientos. Se pretende crear un ambiente de trabajo seguro para todos los que trabajan en nuestro emplazamiento. Sirva como ejemplo que el primero de los objetivos fijados en los sucesivos Planes Estratégicos de la empresa es la reducción progresiva de la siniestralidad. Para ello, se estableció como indicador de referencia de la siniestralidad el IFG (Índice de Frecuencia General), que contiene la totalidad de accidentes ocurridos en el emplazamiento, tanto con y sin baja, de personal propio y de empresas colaboradoras.
Se han desarrollado desde 2009 dos planes específicos de actuación que han dado como frutos, conjuntamente con el Plan PROCURA (Plan Corporativo de Refuerzo y Mejora de la Cultura de Seguridad), una reducción de dicho IFG de un ochenta y cuatro por ciento en siete años. De la misma forma, se ha conseguido una importante reducción en las dosis radiológicas recibidas y en los sucesos de contaminación superficial.
Actualmente se halla en su fase inicial el plan de actuación que debe llevar hasta 2020 a consolidar estos valores y continuar reduciéndolos de forma progresiva.
EL FACTOR HUMANO COMO PILAR BÁSICO
Si hay un factor en el que se ha puesto especial énfasis en los últimos años a la hora de abordar los planes de mejora, este ha sido el relacionado con la fiabilidad humana, los comportamientos, hábitos y prácticas de trabajo y la prevención del error humano mediante la difusión, formación y entrenamiento de Técnicas de Prevención del Error Humano. Se ha creado y potenciado el concepto de Profesional Nuclear, entendido como todos aquellos trabajadores que entienden la responsabilidad de trabajar en una central nuclear y adquieren el compromiso de anteponer la seguridad en todo momento.
Desde el punto de vista preventivo, se tiene el convencimiento que consolidar las buenas prácticas de trabajo y erradicar los actos inseguros son los objetivos prioritarios para conseguir un ambiente de trabajo seguro.
Para ello se ha desarrollado un sistema de mejora continua basado en los siguientes pilares:
Observación – Medición – Acción – Entrenamiento
Observación: Se cuenta con programas de observación de comportamientos y prácticas de trabajo desde distintos niveles de la organización. Desde el programa «managers in the field», a los programas de observación de tareas de supervisores y mandos intermedios y los programas de inspecciones periódicas que realiza el área de prevención y salud Laboral. Son herramientas perfectas para liderar desde el ejemplo, y para reforzar comportamientos deseados, corrigiendo las desviaciones y actos inseguros mediante técnicas de coaching.
Medición: Se han creado indicadores proactivos que miden la evolución de los comportamientos y no únicamente midan accidentes. Como nos revela la «pirámide de Bird», las desviaciones en el cumplimiento de normas y expectativas y los actos inseguros son precursores de incidentes y accidentes.
Acción: Del resultado de estos indicadores y con la información de las observaciones realizadas se desprende la elaboración de planes de acción enfocados a la mejora de comportamientos, a la erradicación de actos inseguros y a la consolidación de las buenas prácticas de trabajo. Estos planes son tutelados y gestionados por los managers de las unidades organizativas, dando ejemplo de liderazgo e integración.
Entrenamiento: El cuarto pilar está enfocado a la formación y el entrenamiento de comportamientos fruto de las observaciones y los planes de acciones elaborados y muy concretos sobre los puntos débiles detectados. Esta formación no debe afectar sólo a los ejecutores directos, sino también a los mandos intermedios que deben dirigir, corregir o reforzar los comportamientos.
En este último punto es donde cobra un especial protagonismo el «Simulador de Factores Humanos», una instalación singular donde todo el personal de campo entrena y practica mediante ejercicios idénticos a trabajos que habitualmente se realizan en el emplazamiento, las normas y expectativas de cumplimiento en el emplazamiento y donde también se entrenan las técnicas de prevención del error humano. No se debe olvidar que buena parte de los trabajos en el emplazamiento los realizan personal de empresas colaboradoras. Los programas de formación en fiabilidad de la actuación humana incluyen a todos los profesionales nucleares, y por tanto, también al personal de estas empresas.
LAS PARADAS POR RECARGA: EL RETO CONTINUO
Las llamadas coloquialmente «Recargas», o lo que es lo mismo, las paradas programadas para la sustitución de una tercera parte del combustible nuclear, son paradas en que se realizan tareas de mantenimiento preventivo y correctivo, así como la implantación de las modificaciones de diseño programadas. La peculiaridad principal en una instalación como CN Ascó es la frecuencia de estas paradas. Si el ciclo del combustible nuclear requiere el cambio de un tercio del combustible cada dieciocho meses, cuando la instalación cuenta con dos reactores el promedio de parada es cada nueve meses.
Es, sin duda, un reto de alta exigencia para toda la organización. Para calibrar bien la exigencia del reto, puede afirmarse que durante una recarga se ejecutan un promedio de once mil órdenes de trabajo en aproximadamente treinta y cinco días. El factor fundamental que hará llevar a buen término de manera exitosa una recarga, es la preparación y la coordinación de los trabajos. Y el éxito radica no sólo en la finalización de la recarga en tiempo y forma, sino, sobre todo, en hacerlo sin accidentes y sin comprometer la seguridad de los trabajadores del entorno ni de la instalación
RESPUESTA FRENTE A EMERGENCIAS
La gestión de las emergencias, que ya era un factor esencial para las centrales nucleares, ha tomado una nueva dimensión tras la catástrofe de Fukushima Daichii. Ha obligado a reevaluar los planes de emergencia, los potenciales sucesos y los equipos con los que se cuenta para hacer frente a las amenazas y poder así mejorar la capacidad de respuesta. Recientemente, la CN Ascó se ha dotado de un número considerable de equipos y vehículos específicos para ello, acaba de poner en servicio un nuevo edificio alternativo para la gestión de la emergencia y ha acometido importantes modificaciones en el diseño de los sistemas de seguridad operacionales. Así mismo, la realización de simulacros se ha ido perfeccionando introduciendo los nuevos equipos y los nuevos escenarios planteados. Se llevan a cabo un gran número de ejercicios de diferentes alcances, incluyendo un ejercicio anual de simulacro general donde se practica la evacuación total del personal.
La característica que une todos los ejercicios es la coordinación entre los diferentes intervinientes (personal de sala de control, personal sanitario, brigadas de bomberos tanto externas como internas, equipos de intervención, personal de seguridad, etc.), de manera que la respuesta ofrecida sea la que garantice el hacer frente a la emergencia de forma efectiva.
EMPRESA SALUDABLE COMO MODELO A SEGUIR
ANAV, además de contar con las acreditaciones ISO 9001, ISO 14001 y OHSAS 18001, ha sido certificada recientemente como empresa saludable con una de las mayores puntuaciones otorgadas por el auditor. El proporcionar un ambiente de trabajo seguro, respetuoso y abierto, la promoción de la salud, de la vida y de los hábitos saludables y las facilidades que se otorgan en materia de conciliación de la vida personal y profesional, ayudan en gran medida a que los profesionales nucleares se muestren satisfechos y cómodos en sus puestos de trabajo y puedan prestar toda su capacidad, habilidades y talento a la operación segura de los reactores nucleares.
A este respecto, al margen de las actuaciones técnicas propias de mejora de las instalaciones y las condiciones de trabajo llevadas a cabo, se han puesto en marcha acciones encaminadas a la promoción de la salud y los hábitos saludables como talleres de deshabituación tabáquica, talleres de espalda, jornadas anuales de competición y participación deportiva, programas de detección precoz de cáncer prostático y colorrectal, reconocimientos médicos completos, incluyendo controles complementarios a los inherentes al puesto de trabajo, programas de detección de personal con riesgo cardiovascular o la instalación de desfibriladores y acreditación como espacio cardioprotegido.
Con estos ejes y teniendo siempre como prioridad absoluta la mejora continua de nuestra cultura de seguridad y la excelencia en la operación, ANAV y la CN Ascó quieren seguir cimentando la explotación a largo plazo, alargando la vida útil de la instalación más allá de los 40 años establecidos.


