
Como punto de partida, debemos decir que el embarazo es un estado fisiológico de la mujer y no una enfermedad. Es más, muchas mujeres viven esta etapa como un periodo de máxima vitalidad y es positiva para su desarrollo. De hecho, en la mayoría de los casos, el trabajar y estar embarazada son situaciones -salvo contadas excepciones- perfectamente compatibles y por lo tanto este hecho no debe ser un obstáculo para que la mujer trabaje, salvo que tenga algún problema en su estado de salud y se vea obligada a alejarse de ciertas actividades.