INTEGRACIÓN EN LA PREVENCIÓN

INTEGRACIÓN EN LA PREVENCIÓN.

Juan Antonio Madurga Zurita. Jefe Nacional Prevención y Salud Laboral del GRUPO SECURITAS

Integrar es una herramienta potente y eficaz de la gestión preventiva. Como modelo de gestión ha demostrado tener importantes resultados que se argumentan más adelante, pero antes de desarrollar en profundidad lo que es y supone una adecuada Integración de la prevención en la empresa, comenzaremos con una reflexión sobre el ámbito reglamentario que lo regula y un breve análisis del mismo.

El art. 16 de la L.P.R.L. establece que «la prevención de riesgos laborales deberá integrarse en el sistema general de la gestión de la empresa, tanto en el conjunto de sus actividades como en todos los niveles jerárquicos de ésta», además de añadir que, «…en el plan de prevención se deberá incluir la estructura organizativa, las responsabilidades, las funciones, las practicas los procedimientos, los procesos,…»

Este concepto establecido en la ley marco de regulación preventiva, es manifiestamente claro y directo, pero además en su desarrollo posterior mediante el R.D. 39/1997, se dedica el primer artículo de forma íntegra, mencionando aspectos tan relevantes como «La integración de la prevención en el conjunto de las actividades de la empresa implica que debe proyectarse en los procesos técnicos, en la organización del trabajo y en las condiciones en que este se preste. Su integración en todos los niveles jerárquicos de la empresa implica la atribución a todos ellos, y la asunción por estos, de la obligación de incluir la prevención de riesgos en cualquier actividad que realicen u ordenen y en todas las decisiones que adopten».

En este conjunto de preceptos legales no solo encontramos un claro enfoque de lo que debe ser la integración sino que hay aspectos muy concretos que deben ser obligatoriamente aplicados, como «…integración en todos los niveles jerárquicos, obligación de incluir prevención en cualquier actividad que realicen…».

Sin embargo, en realidad, desde los inicios de la aplicación de la Ley, allá por el año 95, no parece que este aspecto haya sido muy efectivo o puesto en práctica por las empresas, más bien, por el contrario, parece que en muchos casos los aspectos preventivos se han dejado en manos exclusivamente de los técnicos de revención y los servicios de prevención propios, ajenos o mancomunados, según el caso.

Hoy en día, nada más lejos de esta realidad preventiva que se impuso en los inicios de la aplicación de la Ley, la Integración de la Prevención se está consolidando como algo, no solamente posible u obligatorio, sino como un modelo eficaz que ofrece grandes ventajas.

Partiendo de estos conceptos básicos y tratando de llevar esta regulación general a un ámbito más doméstico o reconocible, intentaré exponer algunos ejemplos que demuestran la eficacia de integrar estas tareas preventivas en nuestra actividad cotidiana del mundo empresarial.

Inicialmente, sin lugar a dudas, la integración de la prevención debe partir desde el principal estamento jerárquico de la organización, la alta dirección, quien, más allá de aprobar una política preventiva y encargar la elaboración de un sistema de gestión de prevención, debe ocuparse de enviar mensajes a la organización sobre cómo quiere que ésta se comporte en materia de seguridad y salud, por ejemplo, incluyendo en sus reuniones de dirección aspectos preventivos como ratios de accidentalidad, absentismo, incidentes, etc…de forma que transmita de manera clara, directa y vertical al resto de la organización el compromiso preventivo que desea implantar.

De igual modo, hay considerar que la integración preventiva en el ámbito comercial tiene un grado de importancia crucial, ya que puede convertirse en un factor altamente eficiente en las empresas. Pongamos el ejemplo de un comercial que vende la realización de una instalación (del tipo que sea) en el centro de trabajo de un cliente donde hay que llevar a cabo tareas en altura para la colocación y mantenimiento de un equipo (una cámara, un equipo de refrigeración, detectores de humo o cualquier otro.). Si el comercial conoce bien como debe hacerse esta instalación e incorpora sus conocimientos y conceptos preventivos al proceso de venta, puede prever los costes derivados de la instalación, por ejemplo, de un punto de anclaje, una plataforma elevadora o cualquier otro necesario, con lo que estamos anticipando el coste final del servicio y ser, no solo más seguros, sino más eficientes en los costes reales del servicio.

Pero sin duda, uno de los aspectos claves en la integración de la prevención (y desde mi punto de vista el más determinante), es la aplicación de criterios preventivos por parte de los mandos Intermedios, ya que estos constituyen el eslabón principal entre el staff organizativo (servicios de prevención, dirección, etc.) y el operario o trabajador que realiza el producto o servicio. Por tanto, son los encargados de transmitir la cultura y valores preventivos que la dirección establezca para su empresa. Su misión es fundamental y pueden ser la clave del éxito en la implantación de un modelo basado en la integración.

La pregunta más frecuente, es ¿cómo resulta posible llevar a cabo de forma efectiva esta integración dentro de la estructura jerárquica de la compañía? En este sentido, por mi experiencia en la implantación de un sistema de gestión preventiva cuyo eje principal es la integración, es un factor clave la elaboración e implementación de procesos que definan claramente las funciones y responsabilidades de toda la estructura jerárquica de la organización. Es fundamental describir detalladamente estas funciones y responsabilidades preventivas de forma concisa y entendible por todos los encargados de ponerlas en práctica.

En una segunda fase, después de la puesta en marcha inicial, es necesario realizar un adecuado proceso de formación e información en cada uno de estos niveles sobre las atribuciones preventivas asignadas. La formación debe planificarse con un alto contenido práctico ya que la misión principal es la inclusión de sus funciones preventivas entre sus tareas habituales, con lo que se debe trabajar la concienciación y el compromiso.

Finalmente, como en todo proceso de mejora continua, debe llevarse a cabo un seguimiento sobre la implantación de estos procesos y funciones, de forma que podamos detectar desviaciones y que estas puedan ser subsanadas y mejoradas. Esto puede hacerse mediante auditorías, cuadros de mando o cualquier otra herramienta de las que habitualmente se utilizan en los seguimientos de sistemas de gestión. Si el proceso se realiza adecuadamente, al finalizar el mismo, cada una de las personas tendrá interiorizadas estas acciones preventivas como una tarea más dentro de su ámbito funcional habitual.

Una de las principales ventajas que tiene la involucración preventiva de toda la estructura jerárquica es que, tras un tiempo de implantación, se observa una mayor implicación de la organización en estos aspectos, de forma que se produce un aumento de la participación con solicitudes de mejora y modificaciones del propio sistema de gestión, lo que ayuda a hacerlo cada vez más eficiente. De igual forma, al menos por nuestra experiencia, esta mayor implicación y conocimiento repercute claramente en una mayor concienciación y una reducción de los índices de absentismo (principalmente por A.T.).

Con todos estos argumentos y el resultado de una experiencia de implantación exitosa, que en nuestra organización ha supuesto una reducción de más de un 45% de los índices de accidentalidad en 5 años, creemos que INTEGRAR no es solo una obligación legal sino que, adaptado a la realidad organizativa de cada empresa, resulta una herramienta potente y eficaz de gestión preventiva, que nos debe llevar, como principal objetivo de cualquier acción preventiva, a reducir accidentes y lograr que nuestra empresa sea cada vez más sostenible, más eficiente y sobre todo más segura y saludable.