La dichosa fotocopiadora

Sí, hoy hablamos de ese artilugio que tenemos como compañero y nos facilita la labor diariamente: la fotocopiadora.

En la llamada era digital, donde se suponía que el papel iba a desaparecer de nuestras vidas, nos encontramos con todo lo contrario; estamos tan acostumbrados a fotocopiar papeles y más papeles a lo largo de una jornada de trabajo, que se ha convertido en una verdadera tarea, y aunque no lo creamos, no exenta de algunos riesgos.

No pretendemos ser alarmistas, pero sí debemos tomar conciencia de este asunto porque, aunque en principio los riesgos y los efectos son mínimos, sí hemos de tenerlos en cuenta en función del tiempo de exposición, la frecuencia de utilización, el estado del equipo, su ubicación y la proximidad de los trabajadores.

Por enumerar esos riesgos, cuando usamos una fotocopiadora tenemos el atrapamiento por o entre objetos, contactos eléctricos, contactos térmicos, exposición a radiaciones como las ultravioleta y la exposición a sustancias nocivas o tóxicas como el tóner. Este toma especial relevancia porque está compuesto de resina termoplástica -polímero en casi su totalidad-, agentes colorantes y un porcentaje de negro de carbono o negro de humo.

Tomando como base la Nota Técnica de Prevención (NTP) 1085, sobre Calidad del aire interior. Equipos y materiales de oficina: contaminantes químicos, donde el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo nos ofrece una serie de medidas y recomendaciones para la prevención y reducción del riesgo, proponemos algunas precauciones que debemos tomar:

La mejor medida preventiva a adoptar es ubicar la fotocopiadora en un espacio independiente y aislado de los puestos de trabajo, si es con ventilación independiente mejor, para evitar que aumente la temperatura en esa zona, olores desagradables o que se acumulen sustancias nocivas en el ambiente. No se recomienda su ubicación en habitáculos pequeños.

En segundo lugar, proponemos un buen mantenimiento del equipo, con limpiezas periódicas que garanticen su buen estado. Os recordamos que los mantenimientos más exhaustivos solo deben ser realizados por personal especializado.

Si por cualquier circunstancia hemos de cambiar o retirar el tóner:

 

  • No debemos soplar sobre él para retirar el polvo que está sobre su superficie. Debemos realizar esta tarea mediante aspiración, utilizando un aspirador que tenga filtro. Así conseguiremos que no se concentren las partículas y contaminantes en el ambiente.
  • Utilizaremos una mascarilla autofiltrante y guantes protectores, de látex o similares, adecuados y homologados, para evitar cualquier contacto directo.
  • Cuando tengamos que hacer fotocopias, tenemos que bajar la tapa siempre, así evitamos la exposición directa al haz de luz que emite.
  • Siempre que sea factible, evitar permanecer cerca de la fotocopiadora cuando se encuentre en funcionamiento. Es aconsejable estar a más de un metro, así se reduce la exposición de contaminantes que puedan desprenderse.
  • Evitar llevarse las manos a la boca o los ojos durante y después de su uso. Es conveniente lavarse las manos una vez hecha la tarea.

Por último, no queríamos obviar otro problema y que es de vital importancia, incluso más allá de la sustitución ocasional del tóner y es la acumulación de estos una vez usados. Es necesaria una labor de sensibilización sobre la gestión correcta del residuo, ya no solo para eliminar los posibles riesgos para nuestra salud, sino también para minimizar el impacto ambiental.